La historia del monte Pindo está lleno de cuentos, leyendas e historias. Una de ellas, narrada por José Barreiro Barral, una de las personas que más conoce los secretos de este enclave, asegura que cuando visitó la zona en 1930 encontró los restos de un antiguo poblado. Era allí donde había estado una de las tres aras sextianas, que fueron construidas en el año 19 antes de Cristo en memoria del emperador Augusto. Su objetivo era conmemorar las victorias de las huestes romanas en las guerras galaico-cántabras-astures ante las tribus que poblaban la zona.

Casi un siglo después han vuelto a aparecer restos de otro antiguo poblado en el monte Pindo. En este caso no los ha descubierto ningún estudioso de este paraje, sino una vecina. El hallazgo: unas cabañas circulares de piedra.

Hasta el pasado mes de septiembre, la zona en la que están era prácticamente inaccesible. Pero el incendio que durante cuatro días calcinó 2.377 hectáreas de las 2.500 del monte Pindo ha provocado que ahora sí que se pueda caminar por zonas que antes era imposible. El fuego, que cruzó el río Xallas para cercar O Ézaro, fue el más devastador del pasado verano.

"Son unas cabañas circulares que han sido encontradas por la socia de la Asociación Monte Pindo Parque Natural y vecina de Caldebarcos, Laura Caamaño, aprovechando que el monte está pelado y permite observar secciones del parque natural que antiguamente eran casi inaccesibles a las personas", aseguran desde la asociación. Por ahora, han descubierto tres construcciones de este tipo.

El siguiente paso que va a realizar la asociación es solicitar que estos restos sean analizados por expertos. "Pueden ser vestigios de un poblado de hace 2.000 años", explica Mario Maceiras, secretario de la Asociación Monte Pindo Parque Natural.

Para confirmar la época a la que pertenecen se va a realizar una excavación "antes del verano" para intentar encontrar restos de cerámica que ayuden a datar estas "cabañas circulares". Para ello se utilizará la datación por termoluminiscencia, un método empleado en arqueología para determinar la edad de elementos que hayan sido sometidos a calentamiento, como hogares o cerámicas. Maceiras no descarta que "ya que el monte está casi pelado" se puedan realizar nuevos hallazgos. La asociación también está aprovechando que la zona no tiene vegetación para conseguir "valiosa información" sobre antiguos caminos y muros que ya estaban "olvidados".

El monte Pindo, conocido como el olimpo celta por su semejanza con el macizo del mismo nombre que hay en Grecia, cuenta con numerosos restos arqueológicos que han hecho agrandar la leyenda mágica de este lugar. Posee castillos y castros que le dan un aire de cuento. También está la única cascada del continente europeo, la de O Ézaro, que cae tras 40 metros directamente al mar.

Este enclave natural, que Otero Pedrayo denominó "gran cabeza jupiteriana", está catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria y está dentro de la Red Natura 2000.

La Asociación Monte Pindo Parque Natural lleva varios años peleando para que sea declarado parque natural. Antes del incendio tenía inventariadas 650 especiales naturales, de las que unas 50 están protegidas. Destaca el roble enano, único en la península, y el lirio de monte.