Por Mariana Raphael y Duncan Wood

En unos días Donald J. Trump asumirá la presidencia de Estados Unidos. Después de la sorpresa que esto ha representado para todo el mundo, es momento de pensar y reflexionar sobre las oportunidades de colaboración y de acercamiento que puede y debe tener México con el país vecino en beneficio de ambas sociedades.

A pesar de que la relación bilateral entre los gobiernos federales es de la mayor importancia, hoy más que nunca es relevante resaltar que el vínculo entre ambos países va mucho más allá. La amplia colaboración que existe entre autoridades estatales y locales, así como la interacción entre organizaciones y la sociedad civil, abre múltiples posibilidades de cooperación en una diversidad de materias.

Muchas de las declaraciones más controversiales realizadas por el presidente electo tanto en relación con México como sobre la esfera internacional, representan una ventana de oportunidad para que se logre un mayor acercamiento con los gobiernos estatales y municipales de nuestro vecino norteño. Por ejemplo, en temas como el cambio climático y la migración, que han sido focos de atención de los discursos del magnate, México tiene posibilidades de impulsar una agenda que permita avanzar y lograr resultados a nivel bilateral.

La posición de México para combatir el cambio climático ha sido reconocida a nivel internacional. Como parte de su compromiso para abordar el problema, México ha establecido una relación cercana con el estado de California. Muestra de ello es el Memorándum de Entendimiento firmado en 2014 que busca mejorar la cooperación sobre el cambio climático y el medio ambiente, y que compromete a ambas partes a colaborar durante cuatro años en asuntos relacionados con la lucha contra el cambio climático.

Otro ejemplo es el Memorándum firmado el año pasado entre la Comisión de Energía de California y el estado de Jalisco, que tiene como objetivo fortalecer la colaboración en energías limpias; así como el documento firmado entre California y Baja California en 2015 con objetivos en la misma materia.

En este sentido, a pesar del escepticismo del presidente-electo sobre el cambio climático, la posición destacada de México, así como el gran compromiso del estado de California abren un espacio de colaboración que no sólo tendrá beneficios para ambas sociedades, sino que representa un campo en el que se puede dar un importante impulso a la relación bilateral a nivel sub-federal.

Otra oportunidad se puede ver en el tema migratorio. Para ello resulta indispensable hablar sobre la importancia de las ciudades santuario. Hoy en día más de 300 ciudades, condados y estados en Estados Unidos protegen a migrantes indocumentados para que no sean deportados. A pesar de que se trata de medidas no oficiales, éstas han permitido que los migrantes se sientan más seguros y no limiten su papel en la sociedad por miedo a ser regresados a su país. Estas acciones comenzaron en la ciudad de Los Ángeles en 1979, pero hoy en día se han extendido por todo el país. Estados como California, Illinois, Connecticut, Nuevo México y Colorado; así como ciudades como Nueva Orleans, Boston, Nueva York, Seattle, Denver, San Francisco, Portland, Washington D.C y Chicago cuentan con esta visión de protección. Algunas de las ciudades incluso tienen legislaciones específicas que buscan otorgar beneficios como licencias de conducir, apoyos escolares y asesoría jurídica sin importar el estatus migratorio de las personas.

Ante la victoria de Trump, Rahm Emanuel, alcalde de Chicago, reitero que esa ciudad ofrece santuario a los indocumentados y se comprometió a trabajar para que los migrantes no se sientan amenazados por las medidas sugeridas por el presidente electo. La existencia de este tipo de acciones y el compromiso por proteger a la población más allá de su estatus migratorio, abre una gran ventana de oportunidad para que tanto las autoridades mexicanas, como los clubes y asociaciones de migrantes en Estados Unidos tengan un acercamiento y busquen impulsar una agenda en favor de sus derechos y protección.

Por ejemplo, una de las acciones más recientes es la llamada Operación Monarca, lanzada por senadores de los estados de mayor expulsión de migrantes mexicanos (Guanajuato, Oaxaca, Jalisco, Michoacán, Zacatecas y Guerrero), quienes en los días próximos se reunirán en Los Ángeles con legisladores del estado, a fin de acordar estrategias de corto, mediano y largo plazo que permitan plantear una política migratoria que proteja a los connacionales en ese país. Sobre lo anterior, resulta importante que tanto los legisladores como gobernadores, presidentes municipales, organizaciones y miembros de la sociedad civil evalúen la conveniencia de realizar estas acciones conjuntas con autoridades que han mostrado interés en el tema y de esta manera crear una estrategia que derive en un impulso de la relación bilateral y de la protección de los mexicanos en Estados Unidos.

Otro ejemplo es el ámbito educativo. A través del Foro Bilateral sobre Educación Superior, Innovación e Investigación (FOBESII) se ha buscado profundizar la cooperación educativa. Con el objetivo de incrementar los intercambios, la investigación conjunta y la innovación, tanto México como Estados Unidos han impulsado una variedad de iniciativas en la materia.

Sin duda este es un ámbito en el cual se puede profundizar la colaboración y explorar nuevos caminos que deriven en resultados visibles que vayan más allá de la firma de convenios. En los últimos dos años, gobernadores de California, Nueva Jersey, Arizona y Texas; alcaldes de Los Ángeles, Albuquerque y Houston; así como delegaciones de universidades como el MIT, la Universidad de Texas, Harvard y la Universidad de Notre Dame visitaron México para establecer una colaboración académica más estrecha. Además de dar seguimiento puntual a los acuerdos derivados de estas visitas, el gobierno mexicano, así como los gobiernos locales y las instituciones educativas del país, deben aprovechar estos canales de diálogo para impulsar temas de interés común e incrementar la cooperación.

La llegada de la nueva administración a la Casa Blanca debe dejar de ser vista como una crisis y en su lugar es indispensable buscar diferentes caminos para lograr impulsar una agenda que beneficie a México y a los mexicanos. A pesar de que la nueva estrategia del gobierno para lograr un mayor acercamiento con Washington será de suma relevancia, también lo serán las acciones que impulsen los gobiernos estatales y locales, así como las comunidades de mexicanos y distintas organizaciones que busquen avanzar en asuntos que importan a México.

En ese sentido, si bien es importante que se sigan realizando visitas, que se sostengan reuniones de trabajo y que se firmen acuerdos de colaboración; lo prioritario es dar seguimiento a estos instrumentos y establecer mecanismos sólidos de cooperación. Mediante planes de acción conjuntos y de la implementación de acciones concretas, así como a través de un monitoreo constante de los temas sobre los que se busca trabajar, las autoridades de ambos países deben buscar alcanzar resultados tangibles que den pie a una nueva visión de la relación entre México y Estados Unidos, así como de la amplia gama de oportunidades de colaboración que existe entre ambos países más allá de la coyuntura actual.

Consultora en Spin TCP y Director del Instituto Mexico, Woodrow Wilson Center

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