Ocurrió a finales de julio, pero se ha sabido ahora: un hombre alemán de origen turco semidesnudo, borracho y bajo los efectos de las drogas se saltó todas las medidas de seguridad y accedió al avión presidencial de la canciller alemana Angela Merkel.

Allí paso casi cuatro horas, en las que se divirtió todo lo que quiso. Entró en la cabina y comenzó a pulsar interruptores al azar, a subir y bajar las escaleras del avión, a rociar los asientos de pasajeros con los extintores... daños por valor de 100.000 euros.

Mientras sucedían los hechos, la canciller se encontraba a 450 kilómetros de Colonia, ciudad donde se encontraba el avión, asistiendo a un festival de música en Baviera.

Diversos medios alemanes han destacado que el avión había sido repostado por lo que si el hombre hubiera sabido pilotar habría podido llevarse el aparato y la autonomía de vuelo le habría permitido recorrer cerca de 8.000 km.

Al parecer, un desengaño amoroso llevó al hombre, de 24 años de edad a emborracharse y drogarse, cosa que acabó con su persona dentro del Airbus 319 de las fuerzas aéreas alemanas y que se usa para el traslado de Angela Merkel.

El suceso se descubrió porque entre los muchos botones que el intruso pulsó estaba uno de emergencia, que alertó a las autoridades que posteriormente tuvieron que reducirle usando un perro policía. Después fue trasladado a un centro psiquiátrico.

Se ha generado una fuerte polémica por los fallos en los sistemas de seguridad que permitieron al individuo llegar hasta el avión de la canciller. Al parecer, entró en el aeropuerto con la excusa de ver sus salones para celebrar una boda y después salió a la pista y saltó las vallas que rodeaban el avión, que tenía abierta una de las puertas de seguridad.