Barrales gana encuesta del PRD-CDMX y se perfila para competir contra Sheinbaum, de Morena  

miércoles, 17 de enero de 2018 · 20:37
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Sin tantos recorridos de calle como sus contendientes en la precampaña, con el apoyo de distintas corrientes del partido, pero –sobretodo– con la negociación política que hizo desde la presidencia nacional del PRD, Alejandra Barrales se apresta a ser la candidata de la coalición Por la CDMX, al Frente. A diferencia de hace seis años, cuando se quedó a un paso de ser la candidata a la jefatura de gobierno frente a su expareja sentimental, Miguel Ángel Mancera -quien le ganó en la encuesta perredista con la anuencia del entonces jefe de gobierno, Marcelo Ebrard y del mismo Andrés Manuel López Obrador–, esta vez la exsenadora se perfila para ser quien le dé batalla a la virtual candidata de Morena, Claudia Sheinbaum. La tarde de este miércoles –un día antes de lo anunciado– el líder del PRD capitalino, Raúl Flores, informó que la expresidenta nacional y local perredista resultó la más favorecida para ocupar la candidatura, según los resultados de la encuesta externa aplicada el pasado fin de semana en la capital del país, a cargo de Consulta Mitofsky, Covarrubias y Asociados e Ipsos Bimsa. El anuncio fue hecho en el hotel Barceló, donde se informó que la exsenadora y exdiputada local obtuvo mayor puntaje en los seis rubros a discusión. Según detalló Marcelo Ortega, director ejecutivo de Consulta Mitofsky, la exlíder de azafatas obtuvo en general, 128 puntos, mientras que el exsecretario de Desarrollo Económico (Sedeco), Salomón Chertorivsky –e identificado como el candidato de Mancera– logró 89 y el extitular de Salud (Sedesa), Armando Ahued, 59 puntos. Raúl Flores, aclaró que falta la ratificación del Consejo Electivo del Comité Estatal del PRD –cuya sesión debe realizarse a más tardar el próximo 17 de febrero–, así como de la coalición “Por la CDMX, al Frente”, conformada por el PAN y el Movimiento Ciudadano. El pasado 8 de diciembre, aún como presidenta nacional del PRD –desde donde provocó una desbandada de militantes– y tras días de negociaciones políticas con Ricardo Anaya, entonces su homólogo del PAN, y Dante Delgado, del Movimiento Ciudadano, Alejandra Barrales anunció que sería el joven panista y no su exjefe Mancera Espinosa, quien iría como precandidato presidencial de la coalición “Por México, al Frente”. El acuerdo incluyó que la candidatura a la jefatura de gobierno de la capital la decidiría el PRD, del que ella fue presidenta local y nacional. En varios cartones y columnas periodísticas el acto se interpretó como una traición a Miguel Ángel Mancera, quien desde meses atrás hizo público su interés por la candidatura y recibió el respaldo de ese partido, aun sin ser militante. A partir de entonces, se dijo que los dados estaban cargados a su favor. La precampaña De larga carrera política en el PRD y de 50 años, la exlíder de azafatas, exdiputada local y federal, exsecretaria de Turismo y de Educación en el gobierno capitalino estuvo menos activa en las calles y con los capitalinos, que sus contendientes Armando Ahued y Salomón Chertorivsky. De hecho, la mayoría de sus actividades fueron en lugares cerrados, con “agenda privada” o “sin actividades públicas”, de acuerdo con el reporte del área que le llevó prensa durante las últimas cinco semanas. Incluso, la licenciada en Derecho y maestra en Administración Pública no tuvo actos públicos durante algunos fines de semana completos –tras bambalinas se dijo que se fue de vacaciones–, mientras que sus competidores recorrían mañanas y tardes diversas colonias de todas las delegaciones. Por ejemplo, el pasado 14 de diciembre, después de pedir licencia en el Senado de la República, Barrales Magdaleno arrancó su precampaña en el Centro Cultural Roberto Cantoral con senadores y diputados locales que le brindaron su respaldo. En el lugar se proyectó un video sobre su trayectoria política, en particular en la capital del país. Desde esa fecha, la líder perredista –quien posee un departamento de lujo en Miami, Florida, valuado en 14.3 millones de pesos y una casa en Lomas de Chapultepec en la capital mexicana, de 13.3 millones de pesos– también acudió a salones de hoteles de lujo y de unidades habitacionales, el Teatro de la Juventud en la delegación Álvaro Obregón, restaurantes, domos, clubes exclusivos y vecindades. En estos lugares se reunió, lo mismo con estructuras territoriales del partido, líderes empresariales, así como panistas y emecistas que le brindaron cobijo. También se dejó apapachar por agrupaciones sociales conocidos por su servilismo al PRD y al gobierno capitalino como el Frente Popular Francisco Villa. Además, acudió a reuniones con mujeres, comités vecinales en actos llamados “Diálogos Ciudadanos por el gobierno de la CDMX”, particularmente en delegaciones donde la fuerza del PRD es más evidente y arraigada como Iztapalapa, Iztacalco, Coyoacán y Gustavo A. Madero. Entre los actos a cielo abierto donde se le vio participar se cuentan posadas en Iztacalco, Tláhuac y Tlalpan, además del Paseo Ciclista del Paseo de la Reforma. Por el contrario, pocas veces se le vio en mercados populares, centros deportivos o a bordo de transporte público concesionado como sí lo hicieron Ahued y Chertorivsky. La estrategia de precampaña de Alejandra Barrales para “conquistar” a los capitalinos incluyó encuestas telefónicas en domicilios particulares que la anunciaban como “la gran candidata”. Del otro lado del auricular, el encuestador preguntaba el escucha si sabía que ella “promovió la Ley de Educación que benefició a miles de estudiantes de preparatoria en la Ciudad de México”. En otra pregunta a modo, interrogaban si estaba de acuerdo con el lema: “mi prioridad es tu seguridad” o bien, si concordaba con el proyecto de la candidata de cambiar toda la tubería de agua de la capital “para que todos los ciudadanos tengamos agua limpia”. En las redes sociales y los medios de comunicación, algunos spots de Alejandra Barrales apelaron más al sentimiento familiar que a las propuestas para mejorar los servicios públicos y la seguridad en la Ciudad de México, especialmente por presentar a su pequeña hija Máxima en la pantalla. Por ejemplo, hacia el fin de año, se difundió uno en el que enviaba felicitaciones a los capitalinos, mientras la pequeña niña decoraba un árbol de Navidad y, sentada en sus piernas, le daba un beso en la mejilla. Dichas imágenes iban seguidas de la frase “Nos une el amor por la CDMX”.

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