Monte Alto recupera su pasado. Ordena datos y periódicos para reconstruir cómo nació y creció barrio y analizar las múltiples caras de su historia. Como lugar estratégico para las infraestructuras marítima o lugar para instalar equipamientos fuera de la trama urbana, como la cárcel. Como barrio obrero o marinero urbanísticamente desordenado. Como epicentro de movimientos sociales y políticos. La asociación vecinal Atochas Torre Monte Alto se encuentra inmersa en estos momentos en un trabajo de recopilación de documentos, datos y relatos sobre este sitio distinto. El objetivo último, según explica su presidente, Alberte Fernández Mariño, es reunir toda la información posible para, en un futuro, conformar una historia popular y un estudio toponímico que quede por escrito para generaciones futuras.

Uno de los datos más curiosos encontrados está en el origen del topónimo de Monte Alto. Alberte Fernández explica que, a pesar de que el nombre aparece publicado en algún periódico de 1899 -"con la descripción de un accidente doméstico"-, la referencia más antigua que ha encontrado se remonta a 1845. "Esta primera referencia está en un libro llamado Historia y descripción de la ciudad de A Coruña, de Enrique Devia y Goosenl, en el que se sitúa un almacén de pólvora a poca distancia de un molino de viento en esta zona", asegura el presidente de la asociación vecinal.

La búsqueda realizada se centra especialmente en los periódicos, muchos de ellos editados para las colonias en el extranjero. La investigación también se extiende a diferentes zonas del barrio y su microtoponimia. Es el caso del entorno del Campo de Marte, reflejado en una noticia de 1876, que cuenta cómo un hombre fue ajusticiado en un patíbulo ubicado en esta zona. El presidente asegura que también han encontrado referencias "de la procedencia del nombre de Campo Volante", topónimo con el que también se conoce el lugar y conocido por los vecinos de toda la vida y que "ya se utilizaba en 1917".

Muchos de estos nombres del barrio se han perdido, por lo que otro de los objetivos de la investigación de la asociación de vecinos es el de conservar esta relación y permitir que la gente conozca su historia.

Algunas de las historias halladas "destacan por su carácter curioso y son fáciles de describir gracias al estilo de periodismo de la época, mucho más centrado en la crónica que describía la situación con detalles permitiendo ponerse en la situación de la época", explica Fernández Mariño. "Con todo esto, se puede observar cómo era la sociedad antes y se pueden buscar las similitudes y diferencias con la actualidad", añade.

Como ejemplo, el presidente destaca el relato de una mujer que sufrió una especie de posesión diabólica de la que se intentó refugiar en la zona del Papagayo o de una pelea entre mujeres en el Campo de Marte a la que tuvo que ir la caballería para separarlas.

El paso siguiente será hablar con las gentes del barrio, a pesar de la dificultad que va a tener encontrar vecinos que puedan contar historias tan antiguas en primera persona.

Un hecho destacado por Alberte Fernández Mariño de principios del siglo XX es que la comunidad de vecinos del barrio protestaba ante las situaciones que no se consideraban correctas, "lo que demuestra la existencia de ciertos vínculos entre los habitantes que se organizaban para hacer valer sus derechos con los actuales", asegura el presidente de la asociación de vecinos.