Un viaje a los pueblos trágicos de España

5 Feb 2016 Jennifer García Sin Comentarios

Las tragedias españolas no son solo historias de libros. Los finales de historias como La Casa de Bernarda Alba, Yerma o Bodas de Sangre de Federico García Lorca son devastadoras, pero la realidad en nuestro país a veces supera la ficción.

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Veamos algunas de las historias que han ocurrido en pueblos de España sin retroceder mucho en el tiempo. Si te gustan este tipo de relatos del pasado, quizá pueda interesarte incluso visitarlos y comprobar cómo siguen estos pueblos décadas después.

1944: Torre del Bierzo (León)

Torre del bierzo

La primera tragedia de la que vamos a hablar ocurrió el 3 de enero de 1944. El choque entre un tren correo, una locomotora y un tren de mercancías provocó la muerte (a efectos legales) de 78 personas, aunque posteriormente se demostró que las víctimas pudieron superar la cifra de los 500. Ocurrió en Torre del Bierzo (León).

Era temporada navideña y la demanda de asientos en los trenes excedía la oferta, por lo que no había problema en superar la capacidad permitida con más viajeros de los permitidos. El 3 de enero de 1944 un tren de pasajeros circulaba con aproximadamente 900 pasajeros por Astorga (León) cuando se detectaron ciertos problemas en el frenado. Sin mucha preocupación para los técnicos, el tren continuó con su camino. Pero al descender el puerto, la locomotora ganó velocidad, el maquinista no logró frenar y la parada prevista en Albares de La Granja no pudo ser efectuada. Rápidamente los técnicos de la estación intentaron poner traviesas para frenarlo, pero no fue posible, adentrándose la máquina en el túnel número 20.

Precisamente en ese túnel se encontraba una locomotora de maniobras con 3 vagones. A pesar de que el maquinista había sido avisado por los técnicos de la estación de la proximidad inminente del tren (que circulaba por la misma vía y en el mismo sentido), este no pudo coger la velocidad suficiente para evitar el encuentro y el tren de pasajeros chocó violentamente con la locomotora en el interior del túnel. Las dimensiones de la colisión fueron tantas que la máquina y el vagón de la locomotora de maniobras salieron despedidas, quedando en el interior del túnel el tren de pasajeros y la parte trasera de la locomotora.

Pero como en todas las desgracias, no hay dos sin tres. En sentido contrario y ajeno a todo lo que había ocurrido en el túnel número 20 circulaba un tren carbonero. Debido al anterior choque, los cables que mandaban las señales a los trenes para la circulación habían quedado destrozados, por lo que el carbonero no recibió ninguna señal para parar su trayectoria. Al salir del túnel número 21, los conductores de este tren vieron al maquinista de la locomotora (que milagrosamente había sobrevivido) haciendo señas para que detuvieran el convoy. Estos intentaron por todos los medios pararlo, pero la violencia del frenado provocó el descarrilamiento y los primeros vagones del carbonero salieron disparados, cayendo y matando al maquinista que había avisado de la tragedia.

La historia de esta tragedia sirvió de inspiración a Ramón Fontecha para elaborar un corto documental con el que ganó un Goya en 2002. Aquí lo puedes ver.

 

1959: Ribadelago (Zamora)

Ribadelago

Situémonos. Ribadelago se encuentra al norte de la provincia de Zamora. En la actualidad tan sólo está habitado por 28 personas, en parte por la despoblación que sufren los pueblos del interior de España y en parte por la tragedia que vivió en 1959.

Por aquel entonces estaban censados 549 personas. Pero el 9 de enero de ese año el muro de contención del embalse de Vega de Tera cedió, inundando con sus 8 millones de metros cúbicos de agua toda la localidad. Aunque Ribadelago se situaba a 8 kilómetros del pantano, la abundante cantidad que expulsó, no permitió a los habitantes huir antes de que llegara. 144 personas perecieron, aunque solo pudieron recuperarse 28 cuerpos. La tragedia hizo que decenas de familias al completo murieran. Los supervivientes afirmaron que era una desdicha previsible: las grietas en los muros eran evidentes y su tamaño había ido incrementándose considerablemente en los últimos tiempos.

Tras la desgracia, el pueblo se reconstruyó en otra zona diferente, pasándose a llamar Ribadelago de Franco. Llama la atención la arquitectura con la que se levantó: en lugar de seguir los cánones típicos de Zamora, se optó por una arquitectura tradicional andaluza.

En la actualidad, el viejo Ribadelago se encuentra poblado por 37 personas y en el creado después de la tragedia aún viven 104 personas.

Tras la catástrofe que acabó con más de un centenar de habitantes, se organizaron diferentes actos benéficos con los que recaudar dinero para los damnificados: el Real Madrid jugó un amistoso con el Fortuna de Düsseldorf y en Montjuïc se celebró una carrera ciclista solidaria.

1966: Palomares (Almería)

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Y de nuevo en enero otra tragedia, en este caso en Almería. El 17 de ese mes cuatro aviones militares estadounidenses sobrevolaban el cielo de Palomares. Dos de ellos, un bombardero y un avión nodriza chocaron a 10.000 metros de altura. El primero transportaba cuatro bombas termonucleares: dos no explotaron (una de ellas cayó en el mar) pero las otras dos estallaron en una finca del pueblo y otra en la sierra. A pesar de lo dramático del hecho, afortunadamente no afectaron a zonas habitadas por lo que no hubo fallecidos. Las víctimas fueron cuatro ocupantes del avión cisterna y tres del que transportaba las bombas.

A los daños ocasionados en la tierra, se sumaba el peligro de la bomba que había caído en el mar. Durante 80 días se llevó a cabo una intensa labor de recuperación con el posterior temor a las consecuencias que podría traer este artefacto en el agua del Mediterráneo. De ahí, la imagen que tantas veces hemos visto en televisión de Fraga, por entonces Ministro de Información y Turismo junto al embajador de Estados Unidos en España, el jefe de la región aérea del Estrecho y el presidente de la Agencia EFE, disfrutando de un baño en las aguas del pueblo. Desde entonces se elaboran informes anuales sobre la radiación que pudiera haber en el agua.

Una vez pasado el peligro de las bombas, muchos turistas vieron en este pueblo un destino para sus vacaciones, convirtiéndose en una de las zonas más visitadas de Almería en aquella época.

Palomares es una pequeña pedanía perteneciente al municipio de Cuevas de Almanzora. Actualmente se encuentra habitado por 1.780 personas.

1978: Alcanar (Tarragona)

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Junto a la tragedia de Ribadelago, el de Alcanar es el peor accidente sufrido en la historia de España. Todo ocurrió el 11 de julio de 1978 cuando un camión cisterna que transportaba 25 toneladas de propileno licuado sufrió un accidente a la altura del camping de Los Alfaques. Como consecuencia hubo 243 fallecidos y 300 heridos graves.

El líquido contenido en la cisterna del camión calló sobre el camping, en el que se estima, había 800 personas en ese momento. La temperatura de la bola de fuego que se generó rozaba los 2.000 grados, lo que hizo que las bombonas de butano que había en el camping se sumaran a las explosiones, haciendo aún mayores las dimensiones de la catástrofe. El camping se encontraba muy cerca del mar, provocando que parte del líquido desparramado llegara incluso hasta él. Algunos testigos afirman que era tal la temperatura del propileno que el agua llegó a hervir.

Probablemente una de las causas que justifiquen este accidente fuera el sobrellenado del depósito, que contenía más líquido del que tenía permitido. A partir de entonces, las legislaciones respecto a este tema se volvieron mucho más estrictas con el objetivo de impedir nuevas catástrofes como esta.

Actualmente, el camping sigue funcionando. Como recuerdo a los fallecidos en la tragedia, un monolito con doscientas estrellas se encarga de hacer que nadie olvide aquel 1978.

1990: Puerto Hurraco (Badajoz)

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Más reciente y presente en nuestra memoria está la tragedia de Puerto Hurraco, en Badajoz. Allí el 26 de agosto de 1990 se produjo la muerte de 9 personas y hasta 12 más resultaron heridas. Todo comenzó en 1967 por una serie de problemas entre las lindes de dos familias: los Izquierdo y los Cabanillas. Al parecer Amadeo Cabanillas se adentró con el arado en unas tierras que ambas familias estaban disputándose. Además a todo esto se le sumó el amor frustrado entre Amadeo Cabanillas y Luciana Izquierdo. Precisamente, pocos días después del problema con las lindes, Amadeo murió a manos de Jerónimo Izquierdo (que permaneció en prisión hasta 1986). Mientras tanto, los problemas entre ambas familias se habían ido incrementando de forma que cuando Jerónimo salió de la cárcel, vengó la muerte de su madre (que había fallecido en un incendio del que siempre se había acusado a la familia Cabanillas), intentando asesinar a Antonio Cabanillas. No lo logró y finalmente fue encerrado en un psiquiátrico el 8 de agosto de 1986, muriendo días después.

Pero el final desenlace ocurrió en agosto de 1990. Los hermanos de Jerónimo Izquierdo, Antonio y Emilio con la excusa de ir a cazar tórtolas, se armaron con cartuchos dispuestos a asesinar a varios miembros de los Cabanillas como venganza a la muerte de su madre. Pero el tiroteo se les fue de las manos, convirtiéndose en una masacre donde se disparaba a todo el que pasaba por la calle. Muchos vecinos acabaron tetrapléjicos de por vida, así como se provocó la muerte de dos hermanas de 12 y 14 años que jugaban en la plaza.

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