El 14 de enero de 2013 la esperanza para afectados de casos de meningitis y familiares llegó de la mano de la Agencia Europea de Medicamentos, que dio ese día el visto bueno a la vacuna contra el serotipo B de esa patología. La Asociación Española de Pediatría se felicitó, ya que no se contaba con ningún arma inmunopreventiva contra una enfermedad que puede matar hasta al 14% de quienes la padecen y que puede dejar secuelas graves, como pérdida auditiva, amputaciones o trastornos neurológicos, entre otras.

Pero el entusiasmo de afectados y profesionales se enfrió tres meses después, cuando la Agencia Española del Medicamento, "en base a la ausencia de datos de eficacia clínica con esta vacuna" y dado un contexto de "incidencia altamente contenida" de la enfermedad por serogrupo B, recomendaba establecer su "uso hospitalario". En junio de 2013, un grupo de expertos trasladó a Sanidad que no veía "justificada" su inclusión en el calendario de vacunaciones y aconsejaba valorar su uso "en situaciones de brotes y casos aislados de enfermedad".

Los pediatras lamentan que "desgraciadamente" la vacuna se halla en España en una situación que nada tiene que ver con los países europeos, ya que a pesar de que está disponible desde el 14 de agosto del año pasado solo lo está en las farmacias hospitalarias. Por el contrario, como informan desde la Fundación Irene Megías, se vende libremente en boticas de Alemania, Francia, Portugal, República Checa, Italia, Reino Unido, Irlanda, Grecia, Austria, Polonia y Hungría. En Gran Bretaña hace dos meses que se recomendó incluirla en el programa de vacunación y ya está en el calendario en regiones de Alemania, Italia y Canadá, y en países como Australia, mientras Polonia, Austria o Francia se lo están pensando.